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Arquitectos: Felipe Gonzalez Arzac arquitecto
- Área: 190 m²
- Año: 2017
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Proveedores: Aluar, Anacleto, Decorart, Marmolería Los Hornos, San Rafael
“La arquitectura es escultura habitada” es una de las frases del prestigioso artista rumano Constantin Brancusi. Tiene que ver con una de las premisas de la filosofía de trabajo del Arquitecto Felipe Gonzalez Arzac, y de la vivienda que compartimos en imágenes.
El lenguaje racionalista, moderno y conceptual se materializa en esta vivienda, del mismo modo que las formas geométricas puras. Precisamente, hay una intención de que el peatón vea a la vivienda en su exterior como un objeto escultórico; esa escultura habitada a la que refería Brancusi.
Allí, un cubo de hormigón contundente, su fachada totalmente ciega y sus laterales calados brindan un impacto visual particular, generando la sensación de estar presenciando una vivienda totalmente oscura en su interior, cerrada, sin mucha vinculación con el exterior. Sin embargo, es el efecto contrario el que se genera cuando se ingresa a la vivienda, que se descompone y perfora casi en su totalidad con un gran patio como centro compositivo, disparador de circulación y eje central de su composición.
Ese juego entre exterior e interior y la decisión de dar lugar a patios internos es uno de los sellos de este estudio, que en esta vivienda cobra también protagonismo: aquí, el interior, totalmente vidriado, se vincula con el exterior, buscando la disolución de los límites.
En este sentido, la casa revela una búsqueda y una intención de explotación y desintegración espacial del cubo, que se dinamiza a partir de dos ejes que lo atraviesan en diferentes jerarquías; un eje transversal competitivo principal que rompe con lo estático de la “caja de hormigón”, generando una perspectiva lineal al infinito, articulada por la cocina comedor y la mesa longitudinal, la galería, el muro de hormigón y la pileta lineal infinita que termina de potenciar este eje.
Luego, la casa propone otro eje transversal secundario, en sentido paralelo a la calle, materializado con el muro más bajo que define el acceso a la vivienda.
Un párrafo aparte en la conceptualización de esta casa merecen el hormigón y su valor como material plástico y maleable, y el vidrio, como material transparente que se opone a la imponente caja de hormigón. Ambos arman una vivienda que genera dos situaciones muy opuestas, una desde su exterior y una muy distinta en su interior.
Así, como una obra de arte, la vivienda ofrece múltiples miradas, límites disueltos y un juego visual donde la arquitectura se vuelve esa escultura para ser habitada.